Página 91 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Amonestaciones fieles y fervientes
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contemplar la Palabra, sus corazones arden dentro de ellos, como
ocurrió con los corazones de los discípulos mientras iban hacia
Emaús y Cristo anduvo con ellos por el camino, y les declaraba en
todas las Escrituras lo que de él decían.
¡Cuán pocos se dan cuenta de que Jesús camina invisible a
su lado! ¡Cuán avergonzados se sentirían muchos de oír su voz
hablándoles, y de saber que él ha oído toda su conversación insensata
y trivial! ¡Y cuántos corazones arderían con santo gozo si tan sólo
supieran que el Salvador está a su lado, que la atmósfera santa de
su presencia los rodea, y que están alimentándose del pan de vida!
¡Cuánto le agradaría al Salvador oír a sus seguidores hablando de las
preciosas lecciones de instrucción que él dio, y saber que ellos tienen
apetencia por las cosas santas! Cuando la verdad mora en el corazón,
no hay lugar para criticar a los siervos de Dios, o para encontrar
faltas en el mensaje que él envía. Lo que está en el corazón fluirá de
los labios. No podrá ser reprimido. Las cosas que Dios ha preparado
para aquellos que le aman serán el tema de la conversación. El amor
de Cristo está en el alma como una fuente de agua que salta para vida
eterna y que hace surgir corrientes vivas que llevan vida y alegría
por dondequiera fluyan
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El rechazo de la luz
Dios dice a sus siervos: “Clama a voz en cuello, no te detengas;
alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y
a la casa de Jacob su pecado”. Pero cuando el sencillo y directo
testimonio viene de labios que se mueven por influjo del Espíritu de
Dios, hay muchos que lo tratan con desdén. Estos son los que entre
nosotros, en los hechos si no en las palabras, “dicen a los videntes:
No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas
halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la sen-
da, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel. Por tanto, el Santo
de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis
en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto,
[
Estudio adicional:
El Deseado de Todas las Gentes, 279, 280
;
Testimonies for
the Church 5:12-14, 74, 78, 206, 505, 506, 542-549
;
Testimonios para la Iglesia 2:289-
292
;
Conducción del Niño, 310, 422
;
Joyas de los Testimonios 2:74, 75, 215
;
El hogar
adventista, 416, 418, 419, 423, 426 (1894)
.
]