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Principios de estudio y aprendizaje
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las costumbres y las máximas y asociaciones de este mundo. El pen-
samiento profundo, el propósito ferviente, y la firme integridad son
esenciales. No debe haber ociosidad. La vida es un depósito sagrado,
y cada momento debiera ser aprovechado sabiamente.—
The Youth’s
Instructor, 19 de febrero de 1903
;
Nuestra Elavada Vocacion, 86
.
Las trivialidades debilitan la mente
El estudiante que, en lugar de los amplios principios de la Palabra
de Dios, acepte las ideas comunes y permita que su tiempo y atención
sean absorbidos por asuntos triviales y vulgares, descubrirá que su
mente se empequeñecerá y debilitará; perderá la capacidad de crecer.
La mente debe ser educada a fin de que pueda comprender las
importantes verdades que conciernen a la vida eterna.—
Carta 64,
1909
.
No descuidar los asuntos temporales
La vida es demasiado solemne para que sea absorbida en asuntos
temporales o terrenos, en un tráfago de cuidados y ansiedades por
las cosas que no son sino un átomo en comparación con las de
interés eterno. Sin embargo, Dios nos ha llamado a servirle en los
asuntos temporales de la vida. La diligencia en esta obra es una parte
de la verdadera religión tanto como lo es la devoción. La Biblia
no sanciona la ociosidad. Esta es la mayor maldición que aflige a
nuestro mundo. Todo hombre y mujer verdaderamente convertido
será un obrero diligente.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 278
(1900)
.
La calidad de los hombres llamados a enseña
La causa de Dios necesita maestros que tengan altas cualida-
des morales, y a los cuales se pueda confiar la educación de otros:
hombres de fe sana, que tengan tacto y paciencia; que anden con
Dios, y se abstengan de la misma apariencia del mal; que estén tan
íntimamente relacionados con Dios que puedan ser conductos de
luz, en fin, caballeros cristianos. Las buenas impresiones que estos
Véase el capítulo 22, “La escuela y el maestro”.