420
Consejos Sobre la Salud
a los ignorantes, animaréis a los oprimidos y desalentados y, hasta
donde sea posible, aliviaréis el sufrimiento, y no sólo mostraréis el
camino hacia el cielo, sino que vosotros mismos andaréis en él
No os satisfagáis con un conocimiento superficial. Que la lisonja
no os enorgullezca, y que la crítica no os deprima. Satanás os tentará
a seguir un comportamiento por el que os admiren y os adulen; pero
debéis alejaros de sus trampas. Sois servidores del Dios viviente.
Vuestra relación con los enfermos puede ser agotadora, y puede
secar gradualmente las fuentes de la vida si no hay cambio, oportuni-
dad de recreación y, si los ángeles de Dios no os guardan y protegen.
Si pudierais ver los numerosos peligros entre los cuales sois condu-
cidos con seguridad cada día por esos mensajeros del cielo, vuestros
corazones se llenarían de gratitud y ésta encontraría expresión a
través de vuestros labios. Si convertís a Dios en vuestra fortaleza,
podréis, bajo las circunstancias más desanimadoras, alcanzar una
norma elevada de perfección cristiana que pensáis que no es posible
alcanzar. Vuestros pensamientos podrán ser elevados, podréis tener
aspiraciones nobles, percepciones claras de la verdad y propósitos
de acción que os elevarán por encima de los motivos sórdidos.
Si deseáis alcanzar la perfección del carácter, debéis utilizar el
pensamiento y la acción. Al entrar en contacto con el mundo debéis
cuidaros de no buscar con demasiado entusiasmo el aplauso de los
hombres ni vivir de acuerdo con sus opiniones. Si queréis caminar
con seguridad, hacedlo cuidadosamente; cultivad la gracia de la
humildad y fijad vuestras almas desvalidas sobre Cristo. Podréis ser,
en todo sentido, hombres de Dios. En medio de la confusión y las
[382]
tentaciones mundanales, podréis, con perfecta dulzura, mantener la
independencia del alma.
La comunión diaria con Dios
Si mantenéis una comunión diaria con Dios, aprenderéis a esti-
mar a los seres humanos como Dios los estima, y las obligaciones
que descansan sobre vosotros de ser una bendición para la humani-
dad sufriente será cumplida de buena voluntad. No os pertenecéis
a vosotros mismos, porque vuestro Señor tiene derechos sagrados
sobre vuestros afectos supremos y los servicios más elevados de
[
Testimonies for the Church 4:566-569 (1881)
.
]