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Reavivamientos Modernos
escepticismo y la incredulidad están muy difundidos. Cristo hizo
la pregunta: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la
tierra?” Debemos albergar una fe viviente y activa. La permanencia
de nuestra fe es la condición de nuestra unión.
Una unión con Cristo mediante la fe viva es permanente; toda
otra unión debe perecer. Cristo primeramente nos escogió, pagando
un precio infinito por nuestra redención; y el verdadero creyente elige
a Cristo como lo primero, lo último y lo mejor en todo. Pero esta
unión nos cuesta algo. Esa es una unión de completa dependencia
en la cual debe entrar un ser orgulloso. Todos los que forman esta
unión deben sentir su necesidad de la sangre expiatoria de Cristo.
Deben pasar por un cambio de corazón. Deben someter su propia
voluntad a la voluntad de Dios. Habrá una lucha con obstáculos
externos e internos. Debe haber una obra penosa de separación así
como una obra de unión o de enlace. El orgullo, el egoísmo, la
vanidad, la mundanalidad—el pecado en todas sus formas—deben
ser vencidos si queremos entrar en una unión con Cristo. La razón
por la cual muchos encuentran la vida cristiana tan deplorablemente
dura, la razón por la cual ellos son tan volubles y tan variables, es
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porque tratan de unirse con Cristo sin separarse primeramente de
estos ídolos acariciados.
Después que se ha formado la unión con Cristo, puede preservar-
se sólo por oración ferviente y esfuerzo incansable. Debemos resistir,
debemos negarnos, debemos conquistarnos a nosotros mismos. Por
la gracia de Cristo, con valor, por la fe, por la vigilancia, podemos
ganar la victoria
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Mensajes Selectos 1:459
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Mensajes Selectos 1:262, 263
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El Camino a Cristo, 70-72
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Palabras de Vida del Gran Maestro, 121, 122
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Mensajes Selectos 1:461
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Mensajes Selectos 1:377, 378
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Palabras de Vida del Gran Maestro, 119, 120
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Mensajes Selectos 1:368, 369
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Testimonies for the Church 5:228-231
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