Página 149 - El Deseado de Todas las Gentes (1955)

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Nicodemo
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no recibieron gustosamente la luz. Nicodemo ocultó la verdad en su
corazón, y durante tres años hubo muy poco fruto aparente.
Pero Jesús conocía el suelo en el cual había arrojado la semilla.
Las palabras pronunciadas de noche a un solo oyente en la montaña
solitaria no se perdieron. Por un tiempo, Nicodemo no reconoció
públicamente a Cristo, pero estudió su vida y meditó sus enseñanzas.
En los concilios del Sanedrín, estorbó repetidas veces los planes
que los sacerdotes hacían para destruirle. Cuando por fin Jesús fué
alzado en la cruz, Nicodemo recordó la enseñanza que recibiera
en el monte de las Olivas: “Como Moisés levantó la serpiente en
el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado;
para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga
vida eterna.” La luz de aquella entrevista secreta iluminó la cruz del
Calvario, y Nicodemo vió en Jesús el Redentor del mundo.
Después de la ascensión del Señor, cuando los discípulos fueron
dispersados por la persecución, Nicodemo se adelantó osadamente.
Dedicó sus riquezas a sostener la tierna iglesia que los judíos espera-
ban ver desaparecer a la muerte de Cristo. En tiempos de peligro, el
que había sido tan cauteloso y lleno de dudas, se manifestó tan firme
como una roca, estimulando la fe de los discípulos y proporcionándo-
les recursos con que llevar adelante la obra del Evangelio. Aquellos
que en otro tiempo le habían tributado reverencia, le despreciaron
y persiguieron. Quedó pobre en los bienes de este mundo, pero no
le faltó la fe que había tenido su comienzo en aquella conferencia
nocturna con Jesús.
[149]
Nicodemo relató a Juan la historia de aquella entrevista, y la
pluma de éste la registró para instrucción de millones de almas. Las
verdades allí enseñadas son tan importantes hoy como en aquella
solemne noche que sombreara la montaña donde el gobernante judío
vino para aprender del humilde Maestro de Galilea el camino de la
vida.
[150]
Margen, V.M.
Job 14:4
.
Romanos 8:7
;
Mateo 15:19
.
Isaías 64:6
;
Salmos 51:10
;
Ezequiel 36:26, 27
.
Romanos 8:3
.
Hechos 4:12
.
Hechos 5:31
.