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El Deseado de Todas las Gentes
en su ira. Así habían excitado el odio de sus gobernantes, y por su
falsa presentación de la misión de Cristo, Satanás se había propuesto
lograr la destrucción del Salvador; pero en vez de ello, esto se volvió
sobre sus cabezas.
Este acto de crueldad fué uno de los últimos que ensombrecieron
el reinado de Herodes. Poco después de la matanza de los inocentes,
cayó bajo esa mano que nadie puede apartar. Sufrió una muerte
horrible.
José, que estaba todavía en Egipto, recibió entonces de un ángel
de Dios la orden de volver a la tierra de Israel. Considerando a Jesús
como heredero del trono de David, José deseaba establecerse en
Belén; pero al saber que Arquelao reinaba en Judea en lugar de
su padre, temió que los designios del padre contra Cristo fuesen
llevados a cabo por el hijo. De todos los hijos de Herodes, Arquelao
era el que más se le asemejaba en carácter. Ya su advenimiento
al gobierno había sido señalado por un tumulto en Jerusalén y la
matanza de miles de judíos por los guardias romanos.
Otra vez fué José dirigido a un lugar de seguridad. Volvió a
Nazaret, donde antes habitara, y allí durante casi treinta años habitó
Jesús, “para que se cumpliese lo que fué dicho por los profetas,
que había de ser llamado Nazareno.” Galilea se hallaba bajo el
dominio de un hijo de Herodes, pero tenía mayor proporción de
habitantes extranjeros que Judea. Por eso había menos interés en los
asuntos relacionados especialmente con los judíos, y los derechos
reales de Jesús propenderían mucho menos a excitar los celos de los
gobernantes.
Tal fué la recepción del Salvador cuando vino a la tierra. Parecía
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no haber lugar de descanso o de seguridad para el niño Redentor.
Dios no podía confiar su amado Hijo a los hombres, ni aun mientras
llevaba a cabo su obra a favor de la salvación de ellos. Comisionó
a los ángeles para que acompañasen a Jesús y le protegieran hasta
que cumpliese su misión en la tierra y muriera a manos de aquellos
a quienes había venido a salvar.
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Números 24:17
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Hebreos 11:8
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Mateo 2:6
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Isaías 49:6
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Mateo 8:10
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