Los primeros evangelistas
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blas. De todas estas maneras, declaran que Cristo no está en ellos.
Y “cualquiera que me negare delante de los hombres—dice él,—le
negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.”
El Salvador ordenó a sus discípulos que no esperasen que la
enemistad del mundo hacia el Evangelio sería vencida, ni que des-
pués de un tiempo la oposición cesaría. Dijo: “No he venido para
meter paz, sino espada.” La creación de esta lucha no es efecto del
Evangelio, sino resultado de la oposición que se le hace. De todas
las persecuciones, la más difícil de soportar es la divergencia entre
los miembros de la familia, el alejamiento afectivo de los seres terre-
nales más queridos. Pero Jesús declara: “El que ama padre o madre
más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a
mí, no es digno de mí. Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de
mí, no es digno de mí.”
La misión de los siervos de Cristo es un alto honor y un cometido
sagrado. “El que os recibe a vosotros—dice él,—a mí recibe; y el que
a mí recibe, recibe al que me envió.” Ningún acto de bondad a ellos
manifestado en su nombre dejará de ser reconocido y recompensado.
Y en el mismo tierno reconocimiento, él incluye a los más débiles y
humildes miembros de la familia de Dios. “Cualquiera que diere a
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uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente—a aquellos
que son como niños en su fe y conocimiento de Cristo,—en nombre
de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa.”
Así terminó el Salvador sus instrucciones. En el nombre de Cris-
to, salieron los doce elegidos, como él había salido, “para dar buenas
nuevas a los pobres: ... para sanar a los quebrantados de corazón;
para pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner
en libertad a los quebrantados: para predicar el año agradable del
Señor.
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Isaías 58:8
.
Lucas 10:5
.
Efesios 6:12 (VM)
.
Lucas 10:3
.
V.M.
Hechos 4:13
.
Hechos 6:15, 10
.
2 Timoteo 4:16, 17 (VM)
.
Marcos 13:13
.
Lucas 4:32
.