Página 195 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Hechos, no palabras
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de hacer: y perdonarélos como el hombre que perdona a su hijo que
le sirve”
[226]
El gran propósito de Dios al llevar a cabo sus providencias,
es probar a los hombres, darles la oportunidad de desarrollar el
carácter. Así él prueba si son obedientes o desobedientes a sus
mandamientos. Las buenas obras no compran el amor de Dios,
pero revelan que poseemos ese amor. Si rendimos a Dios nuestra
voluntad, no trabajaremos a fin de ganar el amor de Dios. Su amor,
como un don gratuito, será recibido en el alma, y por amor a él nos
deleitaremos en obedecer sus mandamientos.
Hay dos clases de personas en el mundo hoy día, y tan sólo dos
clases serán reconocidas en el juicio: la que viola la ley de Dios
y la que la obedece. Cristo da la prueba mediante la cual se ha de
comprobar nuestra lealtad o deslealtad. “Si me amáis—dice él—,
guardad mis mandamientos... El que tiene mis mandamientos, y los
guarda, aquel es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi
Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él... El que no me ama, no
guarda mis palabras: y la palabra que habéis oído, no es mía sino
del Padre que me envió”. “Si guardareis mis mandamientos, estaréis
en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi
Padre, y estoy en su amor”
[227]
Mateo 7:21
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Mateo 5:47
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Juan 13:17
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Juan 1:29
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Mateo 3:17
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Mateo 3:2
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Mateo 15:6, 9
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Mateo 23:3
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Juan 6:37
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Hebreos 4:7
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2 Pedro 1:2-7
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Salmos 40:8 (VM)
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Lucas 2:49
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Juan 4:34
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Malaquías 3:17
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Juan 14:15-24; 15:10
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